| Estimado amigo/a, Leyendo la prensa me he topado con una noticia: hay más ETF cotizando en el mercado americano que acciones en bolsa. Me ha dado que pensar. Una ETF (Exchange Traded Fund) es un vehículo de inversión o “fondo de gestión pasiva” que reúne distintos activos —como acciones o bonos— y que se compra y vende en bolsa igual que una acción. Por lo general, replica el comportamiento de un índice. Las ETF se han popularizado ya que permiten invertir de forma transparente, barata y diversificada, sin complicaciones. Hoy representan una parte fundamental del mercado, y no lo digo yo, lo dicen los datos. En 2010, los ETF representaban el 19% del total de fondos y ETF en EE. UU.; en 2024, ya era el 50%. El mes pasado, las ETF marcaron récord con 18,81 billones USD de activos bajo gestión (AUM) a nivel global, lo que las sitúa a la cabeza, con el 53% del total. Desde mi modesta opinión, la inversión en índices está sobrevalorada en muchos casos. Muchos índices están mal construidos y no son representativos. Los mercados menos eficientes, tipo países emergentes o temáticos, son un arma de doble filo. Uno de los mayores errores que he cometido fue cuando, hace varios años, decidimos invertir en acciones de alto dividendo y seleccionamos una ETF para implementar dicha estrategia. El ETF compraba las acciones con el dividendo más alto. El problema fue que cuanto más cae el valor de la acción, mejora su dividend yield y la ETF compraba dicha acción más y más. Todavía tengo las heridas muy presentes. Además, y aún más preocupante, es que el auge de las ETF alimenta el momentum de mercado. Los inversores entran al mercado por arriba, con el índice. Ya no hay un análisis de los fundamentales de las compañías que apoye a las infravaloradas y venda las que están excesivamente caras. Si está en el índice, lo compramos; si no, no. Eso tiene dos consecuencias: por un lado, los mercados se alejan de los fundamentales; por otro, se genera un soporte muy importante que se retroalimenta y resulta muy difícil de romper. Hoy acabo con la reflexión: “La simple decisión de invertir y comprar una ETF es un acto de gestión activa, aparentemente sencillo que goza de un nivel de complejidad máxima”. Te invito a analizar la evolución de los índices desde el 2007. Un abrazo, David Levy  | 
Carta octubre 2025: “Invertir en ETF, luces y sombras”
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